jueves, 23 de febrero de 2012

And nothing can save you.

Es como gritar, pero sin que nadie te oiga. Casi te sientes avergonzada de que ese alguien sea tan importante, de que sin esa persona te sientes como si fueras nada. Nadie podrá entender cuánto duele. Te sientes sin esperanza, como si nada supiera salvarte. Y cuando todo se termina y él ya se ha ido, hasta deseas que todo lo malo regrese, para que al menos también puedas tener lo bueno de vuelta.


sábado, 18 de febrero de 2012

Tus errores, tus soluciones.

Que no decaiga el ánimo, que los fallos existen. El ser humano nunca fue ni será perfecto. Los errores se cometen para aprender de ellos, si no, ¿cómo sabríamos distinguir lo que es malo y lo que es bueno? Además, no tendría gracia si todo fuera siempre igual. Lo mejor es que haya algo de emoción, como en las películas, así que no te preocupes si te equivocas. Lo que tienes que hacer es aprender de todos y cada uno de tus errores para no volverlos a cometer y reconocer que has hecho algo mal.

viernes, 3 de febrero de 2012

Y así sucesivamente.

Miénteme otra vez, vuelve a decir que no te hago caso y que te ignoro demasiado sólo para que vaya a abrazarte. Dime que soy boba por creer que no me quieres y que estás harto de repetírmelo tanto. De repetir que sólo soy yo y de que me quieres a mí. Hazme creer que soy la chica más perfecta del mundo, que puedo hacer cualquier cosa porque si me caigo estarás tú para cogerme antes de tocar el suelo. Sorpréndeme con detalles, de esos pequeños que tanto me gustan. Déjame notitas con tonterías para que me ría mientras tú me miras de lejos esperando que no te haya visto. Persígueme sin razón alguna para que me pique, me “enfade” (porque sabes que es imposible que me enfade contigo) y luego vengas corriendo a pedirme perdón mientras te ríes. Mírame fijamente a los ojos durante un buen rato sólo para que me sienta incómoda y me ría de la vergüenza. Hazme reír con tus tonterías cuando esté triste, quédate conmigo todo el tiempo que haga falta. Sé el último en despedirse por las noches y el primero en saludarme por la mañana. Regálame las mejores de tus sonrisas. Abrázame cuando tenga frío y préstame esas sudaderas y camisetas tuyas que sabes que me encantan, aunque me queden enormes. Acaríciame el pelo y hazme cosquillas mientras me dices que te encanto. Que no te importe ser tú mismo conmigo, porque yo haré lo mismo. Así, con nuestras virtudes y con nuestros defectos. Con nuestros vicios y nuestras tonterías. Sin preocuparse de qué pensará el otro y olvidarse de los complejos por un momento. Que aunque estemos una eternidad juntos, parezca que no hemos estado ni diez segundos uno al lado del otro.
Y así, un día tras otro, sin cansarte ni un día de mí.